Un reo condenado a cadena perpetua por asesinato en primer grado, se escapa después de pasar 25 años en la cárcel. Al huir, entra a una casa en la que duerme una joven pareja. El reo ata al hombre a una silla y a la mujer a la cama.
A continuación, acerca su rostro al cuello de la mujer y de pronto se incorpora y sale de la habitación. Inmediatamente, arrastrando la silla, el marido se acerca a su esposa y le dice:
-Mi amor: este hombre no ha visto a una mujer en años. Lo vi besando tu cuello, y aprovechando que salió, quiero pedirte que cooperes con él y hagas todo lo que te pida. Si quiere tener sexo contigo, no lo rechaces y finge que te gusta. No lo hagas enojar. ¡Nuestras vidas dependen de ello! Sé fuerte mi vida que yo te amo.
La joven esposa le dice al marido:
-Querido: estoy complacida de que pienses así. Efectivamente, ese hombre no ha visto a una mujer en muchos años, pero no estaba besando mi cuello. Estaba diciéndome al oído que tú le gustas y quería saber si guardamos la vaselina en el baño. Sé fuerte mi vida, que yo también te amo.